lunes, 13 de abril de 2015

Fracaso escolar: ¿Se puede salvar el curso? (I)

Vuelta a clase después de las vacaciones de Semana Santa. Nuestro hijo o hija puede ir superando el curso sin dificultad, pero no es raro que las cosas no vayan tan bien. Hace tiempo publicamos en este blog una entrada con el título "Fracaso escolar: No dejes que llegue". Pero, ¿y si ha llegado ya? ¿Y si nuestro hijo lleva 3, 4 o más suspensos? Cuando no se han afrontado con éxito dos trimestres y sólo queda uno, nos preguntamos: ¿Se puede salvar el curso a estas alturas? ¿Qué deberíamos hacer?

Aclararemos en primer lugar que las propuestas que presentaremos van dirigidas sobre todo a alumnado de Educación Secundaria Obligatoria, aunque también pueden ser aprovechables (algunas, por lo menos) para los dos últimos cursos de Primaria. Y también, que nos referimos a estudiantes sin dificultades específicas de aprendizaje, que necesitarían un enfoque mucho más personalizado. En segundo lugar, como siempre, las respuestas dependen de cada caso concreto. No es lo mismo tener 3 suspensos que tener 10. Con 8-10 suspensos, va a ser muy difícil superarlo. Con 3 es, evidentemente, mas fácil, aunque no nos podemos confiar. Hay que ponerse manos a la obra inmediatamente.

Para un(a) estudiante con 3 ó 4 suspensos, lo más importante es entender que "Si sigues haciendo lo mismo, obtendrás los mismos resultados". Evidentemente, las cosas no van bien y hay que cambiar algo (o mucho), puesto que no se están obteniendo los resultados adecuados en las asignaturas suspensas. Podemos modificar como mínimo cuatro aspectos distintos:
  1. ¿Dónde? El lugar de estudio.
  2. ¿Cuánto? El tiempo de estudio.
  3. ¿Qué? La materia de estudio.
  4. ¿Cómo? Las técnicas de estudio.
En esta entrada nos ocuparemos de los dos primeros.

1.- ¿Dónde? El lugar de estudio.

El lugar o espacio de estudio no es un aspecto que debamos tomar a la ligera. Normalmente se aconseja que cada estudiante haga las tareas y estudie en su habitación, o un espacio habilitado para este fin, en el que pueda estar solo para evitar distracciones. Sin embargo, en estas edades es muy frecuente que tengan en su habitación ordenador, tableta, teléfono móvil, videoconsola y otras fuentes de constante distracción. Como ya dijimos en una entrada anterior, "Escolares: ¿son compatibles los móviles y el estudio?", todas estas distracciones son incompatibles con la necesaria concentración y no deben estar a su alcance en durante el tiempo de estudio. Y no confiemos en que nos digan que los van a apagar, o que los necesitan para hacer un trabajo. 
Nuestra recomendación es que el móvil esté apagado y a nuestra vista (en la cocina, salón, etc.), si bien pueden utilizarlo para relajarse un poco durante los períodos de descanso. Y en su habitación, si es que estudian en ella, no debe haber en ningún momento ordenador, tableta, ni ningún otro dispositivo que se pueda conectar a Internet. Si lo necesitan como recurso de consulta, podrán utilizar uno siempre que estén en los lugares comunes (salón, cuarto de estar, etc.), y mejor si es bajo nuestra supervisión. 

También hay estudiantes que se distraen con el vuelo de una mosca o "pensando en las musarañas". Para ellos puede no ser recomendable estar encerrados en una habitación sin ningún tipo de control por nuestra parte. Estudiar en el salón, e incluso en la cocina, siempre que no haya una televisión encendida o hermanos pequeños jugando e interrumpiendo, puede ayudar a que distribuyan mejor su tiempo. Tengamos en cuenta que un alumno de 14-15 años, por ejemplo, que esté media hora delante de la misma página del libro, está perdiendo el tiempo, porque no se está concentrando como debería. Y puede ser recomendable, no una supervisión constante, pero sí un cierto control por nuestra parte, para asegurarnos de que van progresando adecuadamente en el estudio y aprovechan el tiempo. 

2.- ¿Cuánto? El tiempo de estudio.

Debemos plantearnos si el tiempo que dedica al estudio es suficiente. Hacer los deberes no es estudiar. Sirve para reforzar lo practicado en clase, pero no basta para dominar los contenidos y procedimientos. Además de los deberes, hay que estudiar. Aparte de las características individuales, un(a) estudiante de 3º o 4º de ESO con varios suspensos podría necesitar al menos de dos a tres horas diarias de estudio para acabar el curso con todo aprobado.  Para salvar una situación preocupante, hay que olvidarse de salir a la calle diariamente con los amigos, de las horas interminables delante del ordenador, la videoconsola o el móvil... La actividad principal de la tarde tiene que ser el estudio, sin olvidar, por supuesto, los ratos de relax y distracción, que son imprescindibles para conseguir el aprovechamiento adecuado de los períodos de estudio.

En la segunda parte abordamos los otros dos puntos, la materia y las técnicas de estudio. De momento, es hora de plantearse si nuestros hijos están estudiando en el lugar adecuado, durante el tiempo que necesitan y sin distracciones. El curso se puede salvar a estas alturas, pero hay que ponerse manos a la obra ya mismo!!!

Clínica Panaderos - Área de Psicología