lunes, 24 de marzo de 2014

Ictus cerebral: la rapidez es vida

Accidente cerebrovascular, embolia, trombosis, derrame cerebral... Diversos términos para referirnos a un ictus cerebral. El ictus no es una única enfermedad (no es lo mismo un derrame que una trombosis), sino un conjunto de enfermedades con diversas causas, que tienen en común una alteración del riego sanguíneo cerebral. 

El término "ictus" tiene origen latino y significa golpe. La RAE lo define como "Cuadro morboso que se presenta de un modo súbito y violento, como producido por un golpe". Ésta es una característica muy importante del ictus: aparece de repente, de modo súbito. Hay dos tipos de ictus cerebral:
  • Isquémico: se produce por el taponamiento de la arteria encargada de suministrar flujo sanguíneo, con lo que éste se interrumpe y deja de suministrar oxígeno al área afectada del cerebro.
  • Hemorrágico: producido por la rotura del vaso sanguíneo, lo cual también interrumpe el suministro de oxígeno.
Los efectos del ictus cerebral varían mucho, dependiendo de la zona a la que afecte la falta de riego sanguíneo. Los más comunes son hemiplejia (parálisis de la mitad del cuerpo), alteración de sensibilidad, afasia (trastornos del habla) y ataxia (falta de coordinación motora).


¿Se puede prevenir el ictus? Se puede, manteniendo bajo control los factores de riesgo, que son los mismos que para un accidente cardiovascular o infarto de miocardio. La prevención pasa por un estilo de vida sano, en el que deberías:
  • Controlar la tensión arterial.
  • Mantener niveles adecuados de colesterol y azúcar.
  • Tomar una dieta baja en sal y grasas.
  • Hacer ejercicio de forma moderada, o mejor, apropiada a tu edad y condición física.
Pero, aparte de estas breves pinceladas, lo más importante para la mayoría es reconocer rápidamente los síntomas de un ictus. ¿Por qué? Pues porque en caso de ictus, lo único que podemos hacer es proporcionar a quien lo sufre asistencia médica inmediata. La rapidez es fundamental y, para ello, hay que saber reconocer esos posibles síntomas:
  • Pérdida de equilibrio o coordinación
  • Confusión o dificultad para hablar o entender
  • Debilidad o adormecimiento en un brazo, pierna o un lado del cuerpo o la mitad de la cara.
  • Problemas de visión en uno o ambos ojos
  • Dolor de cabeza muy intenso
No hay que esperar a que la persona presente varios síntomas. Uno de ellos ya puede avisarnos de un ictus. En caso de duda, podemos pedir a la persona que realice tres acciones muy sencillas:
  • Que sonría: la sonrisa debe ser simétrica.
  • Que levante los dos brazos juntos con los ojos cerrados: los dos brazos deben elevarse a la misma altura.
  • Que diga su nombre, responda a alguna pregunta simple o diga una frase sencilla, pero de forma coherente e inteligible.
Si no puede realizar alguna de estas acciones, aunque sólo sea una, llama inmediatamente a urgencias o trasládala al hospital cuanto antes, lo que sea más rápido para asegurarte de que recibe atención médica lo antes posible. Para evitar daños irreversibles, la rapidez es fundamental.

Hay situaciones en la vida en las que conviene tomarse las cosas con calma. Pero, desde luego, el ictus no es una de ellas.

Clínica Panaderos
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