martes, 4 de diciembre de 2012

Las vacas dan leche... Y vacunas!!!


En 1796, durante una época de gran extensión del virus de la viruela en Europa, un médico rural de Inglaterra, Edward Jenner (1749-1823), observó que las mujeres que ordeñaban a las vacas padecían a veces una especie de «viruela de vaca» o «viruela vacuna» (cowpox) por el contacto continuado con estos animales, y que luego quedaban inmunizadas contra la viruela común. Posteriormente se ha comprobado que la viruela humana es una variante letal de la mucho más leve "viruela vacuna".




Edward Jenner
Investigando este tema, Jenner tomó viruela vacuna del brazo de una granjera, Sarah Nelmes, e inyectó este fluido  en el brazo de James Phipps, un niño de ocho años. El pequeño mostró síntomas de la infección de viruela vacuna. Cuarenta y ocho días más tarde, después de que Phipps se hubiera recuperado completamente de tal enfermedad, el doctor Jenner inyectó al niño una muestra de viruela humana, pero el niño esta vez no mostró ningún síntoma ni contrajo la enfermedad. Jenner dedujo que James Phipps, al padecer la enfermedad leve (la viruela vacuna), había quedado inmunizado frente a la viruela humana.

En 1798 Jenner publicó sus investigaciones en un libro breve titulado "An Inquiry Into the Cause and Effects of the Variolae Vaccinae" ("Investigación sobre la causa y efectos de la Variola vaccinae"), utilizando el nombre "variola vaccina", término que posteriormente se abrevió en "vaccina". En los años siguientes, el término latino "vaccina" se fue adaptando a las diferentes lenguas. En inglés es "vaccine" y en español, como ya sabemos, "vacuna".

Sin embargo, a pesar de los buenos resultados de su "variola vaccina" en James Philips, el descubrimiento fue el centro de una gran polémica en Inglaterra, pues muchos científicos, médicos e incluso la Asociación Médica de Londres se opusieron abiertamente a su utilización. El primer apoyo masivo y explícito a su vacuna no llego desde su propio país (ya conocemos el dicho de que "nadie es profeta en su tierra"), sino desde Francia, pues en 1805 Napoleón ordenó vacunar a todas sus tropas.
Comedor de la casa de Jenner en Berkeley, Gloucestershire

Para valorar la importancia de la vacuna de la viruela en su justa medida, tenemos que recordar que la viruela, actualmente erradicada en todo el mundo (se declaró erradicada en 1979), era una enfermedad que mataba a millones de personas. Según National Geographic, se estima que en el S. XVIII, murieron por la viruela más de 60 millones de personas en Europa y en el S. XX murieron más de 300 millones en todo el mundo. Podemos decir, pues, que la vacuna contra la viruela, descubierta por Edward Jenner, fue el avance médico que más vidas salvó en toda la historia de la humanidad, antes de la aparición de los antibióticos.

Como curiosidad, diremos también que Edward Jenner, además de médico, era un apasionado de la naturaleza, muy aficionado a observar las aves y plantas, coleccionista de fósiles, tocaba la flauta y el violín y, además, escribía poemas. Uno de los más conocidos es "Address to a robin" (Canto a un ruiseñor).

Clínica y Centro Psicotécnico Panaderos
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